Ahora toca votar en el referendo.


"Se equivocó la paloma, se equivocaba..." Rafael Alberti. 

En general, el Proyecto definitivo de Constitución aprobado este 22 de diciembre de 2018 por la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba es un gran paso de avance, pero ojo, no debemos crearnos falsas expectativas al respecto porque nuestros graves problemas no se resuelven con una nueva Constitución. Nuestros problemas de más difícil solución son esencialmente económicos y fundamentalmente financieros, con sus indeseables consecuencias políticas y sociales. Se necesita crear un clima internacional de confianza y rescatar la credibilidad país bastante deteriorada por la reiterada morosidad, incumplimientos de pago, acumulación de deudas, promesas incumplidas, etc, etc. Sin esas premisas no llegarán los créditos que necesitamos ni la inversión extranjera directa que tanta falta nos hace para crecer, desarrollarnos y hacer sostenible el proyecto y lograr cumplir con el pueblo una prosperidad prometida, y que no queden pendientes, esperando por las "calendas griegas", promesas como la del vasito de leche. Por otro lado, el entorno político y económico que nos rodea geográficamente no es alentador, con una creciente agresividad del imperialismo, un recrudecimiento despiadado del bloqueo y una muy inestable situación política y económica de nuestro principal socio comercial, acosado por el mismo imperio. Pareciera como si los yanquis estuvieran jugando a la carambola del billar: golpeando a Venezuela golpean a Cuba, tratando de matar dos pájaros de un tiro y apropiarse de las riquezas del hermano país, porque la de nosotros, ni hablar, somos pobres y lo único que podemos dar es ejemplo, de resistencia. Por suerte o por desgracia la Scarabeo IX no encontró nada explotable comercialmente. Dicen que la madre Naturaleza es sabia, a lo mejor estoy viendo las uvas verdes al estilo de la fábula de Esopo.
                                                                            
Con tristeza digo lo que pienso: se ha quedado corto el Proyecto al no mirar al futuro con suficiente luz larga. La voluntad política expresada por la comisión redactora, no ha permitido aceptar un anhelo mayoritario del pueblo de que sean elegidos todos sus representantes, incluido el Presidente de la República, de forma directa y sin candidatos únicos ni votos negativos. Las explicaciones que dio el Diputado Homero Acosta, en nombre de la Comisión, no me parecen muy convincentes, al menos para mí. Se refirió a los sistemas parlamentarios de elección indirecta o secundaria en las monarquías constitucionales parlamentarias europeas para elegir a los jefes de gobierno, no así a los Jefes de Estado, que lo son  de forma vitalicia, como los casos de España, Bélgica, Países Bajos, Dinamarca, Suecia, Noruega, Luxemburgo, Reino Unido, etc. Europa está muy lejos de nuestro entorno geográfico que es Latinoamérica, donde en una inmensa mayoría de países, por no decir casi todos, sus pueblos eligen directamente a sus Jefes de Estado por el sufragio universal, directo y secreto, como son los casos de México, Guatemala, Honduras, El Salvador,  Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Colombia, Perú, Ecuador, Chile, Uruguay, Paraguay, Brasil, Argentina, República Dominica, Haití y Venezuela. 

Sinceramente, considero que la decisión de no aprobar la elección directa del Presidente y que sea redactada y promulgada una nueva ley electoral sin que ésta sea sometida a consulta popular y posterior referendo, como sí se ha hecho, como solución salomónica, al rechazo masivo al matrimonio entre dos personas en el ya famoso artículo 68 del primer proyecto del texto constitucional, y por tanto diferir la controversia a un nuevo Código de Familia,  no debería ser motivo suficiente para que el pueblo,  en referendo, no vote mayoritariamente la nueva Constitución de la República. Debemos "tener sentido del momento histórico", como nos reclamara Fidel. Es necesario, yo diría más, es imprescindible que se vote abrumadoramente por el socialismo cubano y aparcar, por ahora, anhelos que aunque legítimos no gozan de la aprobación de los dirigentes de hoy por consideraciones políticas, y me abstendré de hacer juicios de valor al respecto. Además, no creo que la patria corra riesgo alguno por esa decisión por al menos los próximos 10 años, al estar los destinos del país en las manos confiables y firmes de Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez. Ya habrá tiempo, para los que sobrevivan a esta etapa, y me refiero al inevitable y descuidado envejecimiento poblacional, de hacer los cambios y reformas necesarias, en su momento,  cuando el pueblo del futuro todo, o una parte de él así lo considere y si el momento histórico así lo aconseje y permita. Por lo pronto ya el pueblo habló y lo hizo muy alto y muy claro. Tomen nota los que deben hacerlo: ha quedado pendiente de aprobar una asignatura muy importante y aun no sabemos cuáles serán las consecuencias.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Mis propuestas al Proyecto de Constitución.

Nuestro nudo gordiano